lunes, 3 de noviembre de 2008

La Crisis del siglo III

Hace referencia a un período histórico del Imperio Romano, de cincuenta años de duración, comprendido entre la muerte del emperador Severo Alejandro, en 235, y el acceso al trono del Imperio por parte de Diocleciano en 284. Es éste un período de profunda crisis, durante el cual se producen fuertes presiones de los pueblos exteriores al Imperio y una fuerte crisis política, económica y social en el interior del Imperio. Tanto en Italia como en las provincias irán surgiendo poderes efímeros sin fundamento legal, mientras que la vida económica se verá marcada por la incertidumbre de la producción, la dificultad de los transportes, la ruina de la moneda, etc.
De este período se han diferenciado dos subperíodos. El primero es el de la Anarquía militar (235-268
), en la que se produce una ausencia casi constante de una autoridad regular central duradera y durante la cual los soldados de los ejércitos fronterizos, de los limes imperiales, designan y eliminan emperadores a su voluntad. El descontrol es tal que varias provincias de occidente y oriente se escinden para formar el Imperio Galo y el Reino de Palmira respectivamente, en un intento de hacer frente con sus propios medios a los peligros exteriores que amenazan el Imperio.
El segundo periodo es conocido como el de los emperadores ilirios (268-284). Tras los años anteriores de anarquía militar, en que la seguridad y la unidad del imperio se había visto gravemente comprometida, diferentes emperadores de origen ilírico y danubiano lograron reunificar el Imperio y sentar las bases para restablecer la situación.
Con el nombramiento de Diocleciano
y el establecimiento primero de la Diarquía y después de la Tetrarquía, se da por superada la crisis del siglo III.

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