sábado, 25 de octubre de 2008

La Pax Romana.

Las fronteras del Imperio tuvieron su máxima extensión en el siglo II. Los romanos dominaban así buena parte de la Europa actual, la totalidad de la cuenca mediterránea, incluido todo el norte de África, Palestina y Siria, prolongando su poder al noreste por Mesopotamia y Asiria hasta el Éufrates, Asia Menor y Armenia. En el plano institucional, fue un periodo de equilibrio. El poder absoluto de los emperadores se ejerció con moderación. La seguridad de las vías de comunicación favoreció el comercio. Esta prosperidad económica se vio en las ciudades, que se embellecieron y asentaron en detrimento del campo como centros de romanización y de cultura.
La pax romana (en español, ‘paz romana’) fue en realidad una paz armada, porque los emperadores conservaron las fronteras del Imperio gracias a las espadas. Las invasiones (germanas al norte y persas al este) pusieron fin a la ‘paz romana’ en el siglo III.

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